Profesión temporal de tres a seis años sigue el tiempo del noviciado. Durante este tiempo, conocido como el juniorado, la Hermana participa en cursos y talleres para fortalecer su compromiso como religiosa, participa en los apostolados y, cuando es necesario, se prepara profesionalmente para su ministerio en la Iglesia y la Congregación.

Acompañada por la directora de las junioras, la Hermana con votos temporales discierne si ella está lista para profesar votos perpetuos, y se declara “un año de intención.” Este año incluye un proceso profundo de oración y reflexión para integrar todas las experiencias vividas. La superiora mayo admite a la Hermana a los votos perpetuos.

Después de la profesión perpetua, la vida espiritual requiere una continua profundización, moviendo a la hermana más en el misterio de Cristo. Por esto, la comunidad anima y apoya a todos los miembros en su crecimiento espiritual y profesional.